Muchas de las ineficiencias en las empresas no vienen de una falta de capacitación ni de una falta de actitudes. Verlo desde dentro es difícil y, aunque lo veas, no es fácil cambiarlo. Apunto una serie de preguntas, apoyadas en Coaching Ejecutivo, para situaciones en las que una buena conversación puede ayudar a mejorar tu satisfacción en el trabajo, el clima laboral y la productividad.
• Un colaborador no da el rendimiento esperado. ¿Ha hablado el responsable con él/ella sobre el tema? ¿Tiene o se le ha formado al colaborador en las competencias necesarias para el desempeño? ¿Tiene claro el colaborador la visión, misión y valores del equipo? ¿Tiene claro el colaborador lo que se espera de él y cómo se va a evaluar? ¿Cuándo ha sido la última vez que se le ha reconocido algo de su trabajo bien hecho? ¿Sabe el responsable qué propone el colaborador para mejorar su desempeño? ¿Está abierto el colaborador a escuchar de forma constructiva las propuestas de sus colaboradores?
• Un colaborador no se siente a gusto en su trabajo a causa de su jefe. ¿Lo ha hablado con él/ella? ¿Lo ha intentado, al menos?. Si lo ha hablado, ¿le planteó una queja o una posible solución a un problema?. Si no ha encontrado solución suficiente y al colaborador no le interesa abandonar el barco, ¿le ha planteado un posible apoyo a un cambio interno?
• Un profesional no está cómodo con otro de su equipo. ¿Ha conversado con él/ella sobre los motivos del desencuentro y posibles formas de solucionarlo? Si lo ha hecho y no hay resultados, ¿ha conversado consigo mismo y tomado una decisión de actuación que le favorezca y que no esté basada en la ira o la venganza?
• Un profesional no está conforme con la relación con otros departamentos. ¿Lo ha comentado con su responsable y le ha propuesto posibles soluciones que ve al asunto? ¿Lo ha hablado con su interlocutor habitual en el otro departamento para encontrar un punto de acuerdo?
Todas estas conversaciones no son fáciles y son mucho más productivas si, antes de acometerlas, uno analiza lo que la otra parte hace bien, no solo en lo que uno piensa que hace mal. También ayuda aceptar que uno no es perfecto y estar abierto a escuchar un feedback que le permita tomar acciones por su parte para que la relación mejore. Y llevar la mentalidad de que es posible encontrar puntos de encuentro en un equilibrio gano-gano. Por supuesto, estas conversaciones han de tener un contexto adecuado. No vale una charla de café o un encuentro casual en el pasillo.
El coaching ejecutivo es un gran apoyo para llevar a cabo estas conversaciones de forma productiva, ya que lo importante no es ser conscientes del tema, sino hacerlas y ahí es donde el acompañamiento que el coach proporciona facilita su ejecución, evitando que todo quede en quejas en la cafetería y en las reuniones de después del trabajo.