La inteligencia emocional en las empresas

En muchas empresas ya antes de la crisis la vida no era fácil. Reinaba el miedo interno. Miedo a opinar. Había un contrato implícito en el que se decía que tu jefe siempre tiene razón, que a las reuniones se va llorado y que a tu jefe solo se le cuentan cosas buenas.

Y esto generaba conflictos emocionales fuertes en las personas por la discordanciaVista desde la ventana del trabajo entre los valores publicados y los valores reales. Ello llevaba a la desmotivación y a la ineficacia porque cuando la dirección se enteraba de lo que ocurría de verdad ya era tarde porque quien se lo «decía» eran los clientes que ya no compraban.

Yo he vivido de todo. Disfruté de épocas en que tenía auténtica capacidad de expresar mi verdad, plantear soluciones a cosas que no iban bien o se podían mejorar, e, incluso decidir no trabajar  el presunto proyecto más grande en mi sector para concentrar nuestras fuerzas en otro proyecto sobre el papel cuatro veces menor pero que llevábamos meses trabajando y con posibilidades reales de triunfar.

El poder exponer con claridad a la alta dirección mi estrategia, ser escuchado y apoyado, supuso un subidón de ilusión para el equipo que culminó con el éxito. Por cierto, el otro gran proyecto fue adjudicado finalmente en un 40% menos que el nuestro…

Podría. por contra, hablar de varios casos en la línea expuesta al principio. Uno repetido fue el caso en donde te piden un plan que diga que crecemos dos dígitos, tu trabajas en diseñar estrategias que implican cambios y algún recurso adicional y, cuando empiezas a presentarlo y ven la cifra que querían, te cortan y no puedes exponer ni justificar cómo crees posible hacerlo y que para ello necesitas también el compromiso de la dirección en una serie de temas.

Sales sin un compromiso real. Tienes que hacerlo, que no es lo mismo que «quieres» hacerlo. Y, casualmente, en esos casos el objetivo o se cumple con gran coste personal o no se llega a cumplir.

Mi reflexión de hoy es si esto que cuento en pasado se está solucionando, si la crisis pone en cuestión el status quo o todo sigue igual. Afortunadamente estoy comprobando que una profesión relativamente joven como son los coaches están ayudando a muchas organizaciones a dar los pasos necesarios para pasar a ser organizaciones exitosas con un cambio real y sostenible del clima empresarial.

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