Que no se enteren que tengo un coach

Escuchar atentamente a las personas suele dar mucha información. Y si lo analizas puedes sacar conclusiones y tomar acciones adecuadas. Y esta reflexión viene porque en los últimos días varias conversaciones me han puesto en evidencia que hay personas a las que participar en un proceso de coaching les podría venir muy bien pero que tienen una serie de prejuicios que les impide ni siquiera planteárselo.

Hay quien cree que esto del coaching es como una secta, en la que te lavan la cabeza y luego no te puedes escapar, otros parece que lo ven como una cosa norteamericana y parece que eso produce un choque cultural, otros creen que el coaching es para los que están mal y reconocer que tienes un coach es como reconocer una tara, otros piensan que un coach es algo así como un telepredicador al servicio de los intereses de las grandes empresas que lo que pretenden es adoctrinar al personal acorde con oscuros intereses de las mismas y otros simplemente creen que acercarse al coaching significa el riesgo de tener que enfrentarse a la necesidad de algún cambio de su status quo que no se atreven a plantear.

Yo les haría preguntas a cada uno de ellos. En el coaching las preguntas son abiertas para que cada persona sea muy libre de expresar su opinión cualquiera que sea. Como aquí no puedo seguir la respuesta, me veo obligado a usar preguntas cerradas para que cada uno simplemente tome consciencia de lo que responde.

Al primer grupo, los que creen que esto es una secta, les preguntaría si saben que el proceso es limitado en el tiempo a unos pocos meses y si saben que el objetivo del coaching lo fijan ellos, que si quien contrata el proceso es su empresa, el límite está en que dicho objetivo no puede ir en contra de los intereses de su empleador  y que, en caso de conflicto, el coach debería de renunciar y nunca imponer.

A los segundos les preguntaría si saben que el coaching tiene varias escuelas, si saben que lleva implantado en España varios lustros y  si saben que un metodología no implica un estilo cerrado de ejecución, al igual que el fútbol es inglés en origen y eso pone unas normas, pero hoy son los españoles los líderes en ejecución.

A los que creen que el coaching es para los que tienen algún problema mental les preguntaría si piensan que todos los altos directivos de las empresas tienen un problema y si saben que hay estudios que demuestran que los resultados y la satisfacción del coaching son mucho mejores cuanto más brillante es la persona.

A los que nos ven como telepredicadores o parlanchines les preguntarían si saben quién fija los objetivos del proceso y quien habla y quien escucha en un proceso de coaching.

Y al último grupo no les preguntaría nada. Les daría la razón y, bueno, sí, les preguntaría si no les merecería la pena plantearse hacer frente a ese temor.

Una oportunidad de acercarse al coaching es asistir a un taller acompañado. En estos enlaces encontrarás cómo hacerlo en el que melioora celebrará en Madrid el viernes 12 de abril por la tarde a buen precio o, incluso gratis.

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