El lenguaje es el motor de la vida social al ser generador de acciones y, por tanto, creador de futuro, tanto a nivel personal como de la sociedad o empresa en la que trabajamos. Esta afirmación se sustenta en la Ontología del Lenguaje, ya citado en otras entradas.
El tema que vamos a tratar es la situación cuando en nuestro entorno profesional nos topamos con una persona de trato difícil, bien porque es muy cerrada o muy agresiva o muy aprovechada o muy negativa o muy competitiva o muy egoísta o muy mal educada o muy poco fiable…..
¿Quién no tiene una experiencia así en tiempo presente o la ha sufrido en el pasado?. Lo primero a considerar es que esa persona no es así. Así es como la observamos e interpretamos y eso implica que nosotros aportamos mucho a ese juicio. Es muy posible que ese aspecto que nos desagrada tenga que ver con una de nuestras alarmas, bien porque identificamos esa actitud en nosotros o bien porque la tuvimos y la hemos conseguido dominar.
Es posible que no todo el mundo a su alrededor aprecie lo mismo de esa persona y puede que alguno hasta lo considere un modelo a seguir. Pero si a ti te pasa, tienes un problema y debes actuar.
Cada circunstancia es diferente y la forma de gestionarla con él/ella será singular. El coaching permite una toma de consciencia menos emocional y más desagregada del conflicto y permite que la persona elabore estrategias para gestionar esa relación de la forma más productiva para sus intereses. Porque lo que es muy probable es que esa persona no cambie porque su comportamiento a ti no te convenza. Incluso aunque seas su jefe directo.
Las personas actuamos en la búsqueda de nuestro interés y se supone que si actúa de esa forma es porque considera que le favorece. Solo un evento que le rompa los esquemas (lo que se llama un quiebre) podría dar lugar a que cambiase, sobre todo si tiene ayuda externa para hacerlo. Eso sí, la dirección del cambio no tiene por que ser la que nosotros deseásemos.
En este contexto, las opciones básicas que se nos presentan son intentar que cambie tras hablar con él/ella, aguantarse y desarrollar mecanismos de defensa o romper la relación.
Para hablar con él/ella es muy importante el tipo de relación (colega, cliente, proveedor, jefe, colaborador directo, de otro departamento, etc.). Hay que valorar los riesgos, ya que el objetivo nuestro es vivir mejor y ser más productivo y feliz en el trabajo, por lo que puede que la opción elegida sea la de aguantarse. Pero si queremos al menos intentarlo, hay que estudiar muy bien la estrategia y preparar un contexto apropiado, controlar la emotividad para que la conversación no degenere en pelea, exponer el problema asépticamente indicando el perjuicio que te causa, estar abierto a soluciones parciales y a recibir un no.
Si consigues algo habrás mejorado la situación y puede ser la base para posteriores refinamientos. Si no consigues nada tendrás que optar por aguantarte o por romper. El aguantarse tiene matices, ya que puedes intentar cambiar la forma de relación (de verbal a escrita, de individual a colectiva, indirectamente a través de un tercero, etc.). En un proceso de coaching puede ayudar ya que se evalúan alternativas y se define la estrategia que mejor convenga.
El romper puede tener también matices. Si es tu jefe puedes optar por dejar la compañía, por buscar un traslado de departamento o de función, etc. Si es un colega, las opciones son parecidas y puedes añadir un cambio de ubicación física, un cambio de funciones que minimice la relación, etc. Si es un cliente o un proveedor y decides romper estamos hablando de no trabajar con ellos si tienes competencia para eso y es bueno para la compañía o de buscar otro interlocutor si tu relación no funciona pero a nivel de compañía ha de continuar. Y si es un colaborador, puedes gestionar un cambio de departamento o una rescisión, si es lo mejor.
Todo ello has de gestionarlo con un buen control emocional y con la consciencia de haber valorado la raíz del problema, porque en muchos casos, un simple cambio de perspectiva puede mejorar mucho el problema y esa persona que era muy difícil para ti pase a no serlo tanto. Lo que sí es cierto es que lo peor que puede pasar es que no hagas nada y esperes que el futuro lo arregle.