La comunicación está en la esencia de los líderes y no de directivos, presidentes, jefes….. La distinción es importante ya que hay ejemplos de estos últimos que desmienten el enunciado. Estos también pueden ser líderes y en ese caso realmente cambian el mundo sobre el que influyen.
Cuando uno escucha a una persona con poder que no es líder poco tiene que decir en el cara a cara y ante un auditorio grande es muy posible que hagan un discurso razonable que le haya preparado un equipo de expertos. Puede salir digno, pero difícilmente emocione y arrastre.
Hay varias componentes de la comunicación que voy a repasar. Para mí, una de las que más valoro es saber decir que “no”. Un buen líder ante una petición y asumiendo que la ha escuchado con empatía, valorado las razones que se argumentan y considerado otros condicionantes externos muchas veces debe de tomar la decisión de decir “no”. Y los buenos líderes lo hacen con respeto al peticionario y con asertividad. Es importante que quede claro que es un no y que lo que se rechaza es la petición no al profesional que la hace. En muchos casos un eufemismo, una larga explicación de razones exculpatorias o un “ya lo estudiaré” sin ninguna respuesta posterior genera una sensación de que “no pero puede que sí”, lo que puede condicionar en la dirección equivocada la conducta posterior del peticionario.
Las peticiones que hace un buen líder han de ser claras y posibles. No se debe de confiar en su propio juicio de que son claras, sino confirmar con el/los receptores que en efecto lo han entendido bien y son capaces de llevarlas a cabo. La sencillez del lenguaje facilita el buen resultado. Incorporar chascarrillos, ironías, detalles muy prolijos, etc. es poner en riesgo la buena interpretación. Es mejor dejar claro lo principal y al tratar de confirmar la recepción correcta de la petición, aclarar los detalles o las dudas.
Cuando un líder hace una oferta ha de comprometerse con sus ofertas. Presentarse a grupo y decirles «siempre tendréis mi puerta abierta para atenderos» es muy probable que no lo pueda cumplir. Genera expectativas que pueden generar consecuencias muy negativas. «Vuestros puntos de vista me interesan y organizaremos una vía efectiva de comunicación», es una oferta mucho más ejecutable.
Los líderes, como todas las personas, tienen juicios. Los buenos líderes tienen juicios propios y fundados. Puede que se alineen con las creencias sociales o no. Lo importante es que no incorporen juicios de otros sin una reflexión y fundamentación. De hecho, los líderes son capaces de ver lo que otros no ven y eso lo apoyan en juicios propios.
Los líderes han de hacer afirmaciones verdaderas o inciertas. Lo que nunca debe de hacer es que sean falsas. Una afirmación es una descripción de lo que observamos. Cada uno tiene su propia observación y está condicionada por las costumbres sociales y la época. Una afirmación es verdadera si hay testigos que la corroboren. Una afirmación que no se puede corroborar ni refutar o sobre el futuro es incierta. Decir que un equipo es excelente cuando hay hechos que lo refutan, mina la credibilidad del líder. Decir de ese equipo que está notando cómo se esfuerzan en acercarse a la excelencia (si hay hechos que lo testifican) es una forma más productiva de reconocer y animar.
Los líderes también hacen declaraciones que pueden cambiar la realidad en la medida de su poder de ejecución. Las declaraciones son válidas o inválidas. Si un directivo declara que en un año su departamento va a duplicar las ventas, debe de ser consciente de que va a poder hacerlo poniendo los medios adecuados para conseguirlo. Si esa persona no puede actuar sobre los recursos físicos (productos, ofertas, servicios, marketing, plantilla, etc.) y no hace nada para la parte de potenciación de la excelencia de su equipo, estará haciendo una declaración inválida.
En el coaching ejecutivo se identifican las posibles mejoras de liderazgo que cada líder considera interesante acometer y se diseñan estrategias para conseguirlo.