A los buenos líderes les gusta enfocarse en las personas, porque saben que más allá del equipo hay profesionales que tienen sus vidas, sus problemas, sus emociones, sus talentos, sus aspiraciones. Y esas personas forman parte de su «equipo«, en el sentido tan amplio como se quiera.
Un equipo no sólo se compone de personas. Las relaciones entre ellas, el entorno en que se desarrolla su actividad y las influencias externas forman parte de la esencia del equipo o de la organización que lideran.
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