Un buen líder ha de tener un buen autoconocimiento para saber escucharse a sí mismo y gestionar sus emociones. Un líder es un humano y está sujeto a emociones, reacciones pasajeras ante estímulos que desatan incluso una alteración somática.
Líderes o no líderes tienen que gestionar muchas emociones al día y, en la medida que se conocen a sí mismos, tienen respuestas que gestionan esas emociones hacia conseguir resultados productivos. Ese autoconocimiento les da autoconfianza, que es fundamental para una actuación productiva y generadora de valor con su equipo y otras entidades con las que se relaciona como pueden ser autoridades, aliados, proveedores o clientes.
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