La Real Academia de la Lengua da tres acepciones: Resultado feliz de un negocio, actuación, etc., buena aceptación que tiene alguien o algo y fin o terminación de un negocio o asunto.
Es curioso pero no lo liga ninguna de las tres al dinero, aunque tampoco queda excluido explícitamente. Si hablamos de una carrera de éxito aplicando esas definiciones podríamos decir que es aquella en que sus retos se han culminado con un resultado feliz y que la trayectoria profesional tiene buena aceptación.
Pero eso ¿cómo se mide?. Hay temas que se pueden comprobar, como si algún proyecto se ha culminado o si ese profesional tiene buena aceptación mediante encuestas, ascensos, bonus o reclutamientos favorables.
Pero lo difícil de evaluar es la parte de “feliz”. Eso depende de la autoevaluación que tú te haces a ti mismo en base a tus expectativas y a los logros conseguidos, lo que es algo muy personal y depende mucho de tu actitud ante la vida.
Es muy difícil que cuando acometes un proyecto tengas escrito una lista exhaustiva de parámetros de métricas de éxito y criterios de puntuación. Y, aunque lo tengas, durante el proceso hay factores o circunstancias que pueden cambiar.
Imagina que eres un ingeniero, diriges un equipo y tu objetivo es diseñar un vehículo que consuma 2litros/100Km, cuyo coste sea inferior a 10.000€ y que se pueda comercializar en 18 meses. Puede ocurrir que el trabajo que diriges vaya de maravilla pero la empresa decide a los 9 meses que el coste ha de ser inferior a 6.000€, el plazo se acorta a 15 meses y, además, dos ingenieros brillantes del equipo son fichados por el equipo deportivo de Ferrari. Al final tardas 17 meses y el coste se queda en 7.500€.
Es posible que personalmente consideres que has hecho un trabajo impecable y te puedes sentir realmente orgulloso, aunque tu empresa sólo vea que han tenido que esperar dos meses más y el coste objetivo no se ha conseguido. Y puede que por ello tu carrera se vea afectada.
¿Y tú?. ¿Te sentirías feliz? y, sobre todo, ¿habrías disfrutado mientras lo hacías?. Si eres una persona muy exigente, es posible que ni lo uno ni lo otro. ¿Te das cuenta de que algo realmente bueno no te habría dejado ser feliz durante 17 meses y menos aún al final?. Es más podrías entrar en un estado de resentimiento contra tu empresa ya que te sentirías víctima de una injusticia, con lo que, salvo que lo gestionases adecuadamente con las oportunas reclamaciones, continuarías durante más tiempo sufriendo cada día de trabajo.
Si eres una persona con mentalidad de excelencia habrías encontrado motivos cada día para disfrutar lo que hacías y posiblemente te sentirías orgullosa y feliz de lo realizado. El resultado externo sería el mismo, pero muy diferente para ti. Habrías vivido 17 meses de tu vida inolvidables.
Otro ejemplo claro son los tenistas. Una de las claves para ser una figura mundial es convivir con las derrotas. ¿Caer en una semifinal es un éxito?. En su equipo de apoyo todos tienen coaches que les hacen ver la parte positiva y refuerzan su confianza.
En melioora tenemos metodología y competencias para que seas consciente de tu realidad y fijes objetivos motivadores que dependan de ti, por lo que vivirás los factores externos con un control diferente y esa actitud te beneficiará tanto a nivel anímico como en la capacidad de gestionar beneficiosamente los acontecimientos externos.
¿Tienes tus objetivos claros?
¿Eres exigente o excelente?
¿Disfrutas con lo que haces?
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