En un proceso de coaching de equipos al investigar sobre los efectos de la sesión anterior, el equipo puso en valor que su jefe les había felicitado por su trabajo. Era un buen equipo y había trabajado el feedback en la última sesión. La rutina de ese equipo había convertido el buen hacer lo en lo “normal”. Efectivamente en un equipo que busca la excelencia es normal que se hagan cosas bien.
En este caso y, según mi experiencia en muchos otros, nos olvidamos de reconocer lo bueno que se hace. No es cuestión de autocomplacencia, es cuestión de reforzar la autoestima del que recibe esa felicitación y apoyarlo para cuando tenga un mal momento, que lo tendrá.
Por alguna razón cultural que no pretendo analizar ahora parece que reconocer y felicitar por lo bien hecho significa una debilidad y es “sospechoso”. Hablo a nivel personal y a nivel profesional. Empezando por nuestra familia y por nosotros mismos.
Reconocer lo bien hecho por alguien es poco frecuente, fundamentalmente porque consideramos que hacer las cosas bien es lo que hay que hacer y punto. El primer problema es que el concepto “las cosas bien hechas” es algo que depende del punto de vista de cada uno. Uno puede pensar que hacer las cosas bien es preparar exámenes día a día y, sin embargo, para otros lo bien hecho es darse un atracón al final. Por tanto, no siempre el concepto de cosa bien hecha es compartido.
Se puede argumentar que hay consensos sociales de común aceptación. Hasta eso es discutible. Hace unos pocos años hablar por el móvil en la calle era una falta de educación. Hoy no. Los cambios sociales son tan rápidos que pueden convivir generaciones con percepciones diferentes de lo que socialmente está bien.
Todo ello refuerza el valor de dar un feedback positivo en los entornos profesionales. Para empezar porque ratifica que el profesional que lo recibe está alineado con lo que se espera de él y, no menos importante, porque se le refuerza la motivación y la autoestima.
Por supuesto, el feedback positivo (también el negativo) ha de ser sincero, preciso, oportuno, y en contexto. Y no estoy pensando sólo en un acto formal de feedback, en el que también habrá posiblemente que comentar también los puntos de mejora, sino en un feedback más espontáneo cuando se reconoce un trabajo bien hecho.
Dar feedback positivo es difícil y lo digo por propia experiencia. Yo antes formaba parte del grupo de los “tacaños” con el feedback positivo y cuando empecé mi formación en coaching fue una de las áreas de mejora que empecé a trabajar y sigo con ello. Tras muchos años de no practicarlo suficientemente aún lo hago con un conocimiento consciente, no me sale espontáneo al 100%, aunque reconozco que me es más fácil según practico.
La inercia te lleva a no ver lo bueno cuando valoras un trabajo bien hecho y a ver sólo lo negativo en un trabajo mejorable. En el fondo es una defensa atávica contra lo que te puede hacer daño. Sin embargo, si te paras y lo miras con otro punto de vista ves que empieza a destacar lo bueno en temas que también tienen sus áreas de mejora. A veces lo que no te gusta reclama a voces tu atención y te oculta lo bueno. Respira, sé objetivo y verás que siempre hay algo bueno. Empieza por reconocerlo y explicitarlo. No basta con decir “hay cosas buenas, pero….”. Concreta las cosas buenas. Luego puedes pasar a indicar las mejorables con un lenguaje descriptivo (sin tus juicios), específico y sobre temas que sean aplicable un proceso de mejora.
Y acabo constatando que recibir un feedback positivo también es difícil. Cuando nos felicitan nos vemos en la tentación de quitar valor al reconocimiento, como excusándonos por haber hecho algo que merece la pena. Es una falsa modestia que no aporta nada. Es muy posible que quien te lo dé esté un poco incómodo por lo que antes hemos hablado y puede entender que lo rechazas. La fórmula es fácil y conviene entrenarla: escucha hasta el final en silencio, sonríe y da las gracias. Simple y efectivo.
El feedback es algo que se trabaja habitualmente en procesos y talleres de coaching ejecutivo, tanto individuales como de equipos. Las mejoras en la motivación, alineamiento y clima de aprendizaje son importantes y muy apreciables por la organización.