En muchos de los procesos profesionales de coaching en los que trabajo, aparece de una o otra forma la palabra control. Descontrol significa para muchos miedo a lo que puede pasar y eso es algo que esas personas quieren evitar. Control significa para ellos el pensar que las cosas ocurren como ellos las esperan, y, por tanto, sus reacciones tienen pautas aprendidas.
Cuando sienten que tienen control están en su zona de confort y, aunque la situación por la que pasan podría ser mucho más satisfactoria, el miedo al cambio los bloquea a intentar nuevas experiencias. Estas personas que vienen a un proceso de mejora personal con ayuda de un coach, en el fondo vienen a que les ayudemos a romper ese control para alcanzar nuevas metas.
Hay un caso muy especial que se produce cuando una persona tiene un reto muy fuerte y tiene la capacidad de conseguirlo, entrando en estado de “flujo”, en el que tiene todo el control de una actividad como cosa natural y hasta pierde la sensación del tiempo y no se quiere abandonar la tarea ya que la satisfacción es máxima. Eso suele ocurrir en momentos más o menos puntuales y es el estado máximo de productividad. Esta situación es episódica por naturaleza ya que, si fuese continua, el nivel de exigencia del reto bajaría a ojos del profesional y entraría la rutina, si no el aburrimiento.
En algunos casos el objetivo final es tener de nuevo el control en una nueva situación más favorable para sus aspiraciones profesionales. Buscan el éxito. En otros casos buscan una transformación y pasar a ser personas más arriesgadas para sentirse más realizadas y tener muchos más logros. Estos buscan logros. No es mejor uno que otro. Cada uno tiene sus valores y si el proceso es productivo y alineado a ellos, la satisfacción es máxima.
También hay muchas personas que han perdido el control, aun siendo grandes profesionales. Realmente podemos controlar muy pocas cosas ya que la mayoría dependen también de otros, por lo que un culto desmesurado al control puede ser fruto de gran insatisfacción.
Por otra parte, hoy en día lo que siempre ha estado controlado, cambia tan de repente que pasamos a tener un gran control a ser controlados por las circunstancias. Normalmente control va asociado a rigidez de posturas y esta falta de adaptabilidad provoca reacciones tardías que muchas veces provocan lo que se suele llamar “morir de éxito”: alguien muy bueno durante muchos años que tiene todo “controlado” y que no ve que la realidad está cambiando y le termina explotando.
Muchas de las empresas y profesionales que han estado bajo la política de aguantar la crisis y que no pase nada, se encuentran ahora que parece que hay algún indicio de repunte con que están tan agarrotados por el control que necesitan una ayuda urgente. Y, aunque el coaching ejecutivo está ahí para ayudarles, tienen muchas reticencias a acudir en su búsqueda porque saben que van a tener que cambiar….
El coaching profesional y de rigor está pensado para ayudar a las empresas a mejorar su “Salud Empresarial”. Ojo en descuidar este aspecto, porque, al igual que con las personas, si dejamos que la salud se deteriore demasiado, pueden llegar daños irreparables.