5 Comportamientos que la rutina degrada

Hay determinados hábitos productivos que acabamos por olvidar debido a la rutina en el trabajo, las urgencias, la falta de planificación, etc. Sin embargo, para mejorar tu productividad, mejorar las relaciones laborales y personales y, por tanto, tu bienestar en general, te proponemos cinco acciones para recuperar algunos de estos comportamientos:

1-Sonreír.

No sólo cuando te hace gracia una cosa, sino permanentemente. El sonreír hace que se generen endorfinas, hormonas que tienen la capacidad de aliviar el dolor y nuestro cuerpo alcanza una sensación gratificante y feliz. También fortalecen nuestro sistema inmunológico, mejoran el tono vital y luchan contra la depresión.

Los efectos concretos que generan en el entorno laboral pueden ser impresionantes. Un director que decidió en su plan de acción sonreír en la oficina comentaba cómo había cambiado el ambiente en su departamento en poco tiempo: sonrisas generalizadas, más cooperación, mejores conversaciones, menos tensió5 hábitos que la rutina degradan….

Por supuesto, si alguien viene con un problema personal, puede que sea el momento de dejar la sonrisa. Sin embargo, si alguien viene con una reclamación, la sonrisa va a relajar el tono. Es muy difícil mantener un tono agresivo con alguien que sonríe. Cada caso es único y no se puede generalizar.

Invitación a la acción: ¿Qué puedes ganar si pruebas a instaurar la sonrisa sincera en tu rostro?

2- Escuchar las emociones.

Escuchar activamente, observar el comportamiento del equipo. En muchas situaciones el ambiente es poco productivo, quizás las personas no exteriorizan un conflicto latente de forma verbal sino que se nota en cómo se mueven, cómo se sientan, como callan en las reuniones, como baja el nivel de ruido en la cafetería cuando el director se acerca. Ignorar un conflicto latente es como ignorar un cáncer. Cuanto antes salga a la luz antes se podrá actuar y las posibilidades de conseguir arreglarlo serán mayores.

Invitación a la acción: ¿Cuándo ha sido la última vez que has tenido una reunión con el equipo para saber cómo se sienten?

3- Acuerdos de funcionamiento.

Más allá de las normas y políticas de empresa, cada uno se organiza de acuerdo a su forma de ser. Las relaciones profesionales en un equipo son muchas y no es raro encontrar personas que sienten que sólo se dedican a gestionar interrupciones. Hoy en día hay una gran cantidad de “interruptores” como el teléfono, los mails, los SMS, los whatsapp, las redes sociales, etc. Si llegamos a un acuerdo de equipo sobre cómo nos queremos relacionar, cómo y cuándo usamos la interacción directa, la comunicación informal, el correo, el móvil, el whatsapp, etc. es muy posible que mejoremos nuestra eficacia y nuestro nivel de estrés.

Invitación a la acción: ¿Qué podría suceder si cierras un acuerdo de forma de comunicación en tu equipo?, ¿Qué nivel de acuerdo sobre la forma de comunicarte tienes con tu superior?.

4.- Dar un buen feedback.

En el entorno profesional es muy importante la práctica del feedback. Si sabemos gestionarlo (darlo y recibirlo) es una potentísima herramienta de crecimiento. A nivel empresarial, los directivos tienen que dar periódicamente feedback a sus colaboradores. En la mayoría de los casos esto deviene en una rutina, en algo que hay que quitar del medio y que se despacha en 10 minutos, como una tarea desagradable. Sin embargo el feedback es una oportunidad de dar ese reconocimiento que termina siendo uno de los mayores factores de motivación de los colaboradores si es sincero y específico. 

Invitación a la acción: ¿Cómo te sientes cuando tienes que dar los feedback? ¿De qué te serviría si obtuvieses feedback de tus colaboradores?

5.- Instrucciones precisas.

Cada vez vivimos en un ambiente donde la prisa se ha adueñado de nuestras vidas. Todo parece urgente, aunque no lo sea. Y eso lleva que muchas veces enviamos correos para acabar pronto con contenido equívoco o insuficiente. Eso genera mucho trabajo en falso ya que quien recibe una petición puede interpretar una cosa muy diferente de la que tú has querido transmitir. Lo más clásico es eso de lo necesito para mañana. Si no concretas a qué hora puede que tu interlocutor se sienta feliz de entregarlo a las cinco y tú lo querías para las 12. Seguro que lo tuviste que reclamar y encima te estresó porque no llegó a tiempo y estaba hecho aprisa y corriendo.

Invitación a la acción: ¿Cómo son tus peticiones y compromisos? 

¿Te comprometes a iniciar los cambios?

Este artículo continua aquí: Plan de acción contra la rutina que degrada.

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