Stephen R. Covey, en su conocido libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva” habla en su séptimo hábito productivo de afilar la sierra. Para el que no lo haya leído lo resumo diciendo que nos cuenta la metáfora de un leñador que se retiraba antes que los otros del trabajo diario y a la hora de contabilizar los resultados los demás comprobaban boquiabiertos que su producción había sido mayor que la suya. Y preguntado sobre la razón les explicó que dejaba el trabajo para ir a afilar su sierra.
La metáfora se refiere no sólo al aspecto físico, sino al espiritual, mental y al relacional (social/emocional). En general estamos hablando de la mejora contínua y es algo que todos, a nivel personal y las empresas como colectivo, sabemos pero que está como una cosa no urgente que siempre se pospone o sólo se contemplan alguna de las cuatro dimensiones antes citadas.
Y esto es algo que quiero traer a colación en esta época de vacaciones. En nuestro caso, con la empresa en la nube, estamos al tanto del día a día y trabajando en proyectos para el futuro, pero en un contexto geográfico, social y emocional diferente en el que estamos afilando nuestras sierras. Supongo que como muchos de los lectores.
Yo siempre he creído que cuando se empezó a lograr que los trabajadores tuviesen jornadas más racionales y descansos no sólo era un triunfo de los sindicatos sino una oportunidad que vieron los empresarios para que la productividad no bajase. Por supuesto, esto es puramente mi opinión y no tengo hechos que lo demuestren, por tanto muy criticable, pero ¿no podría haber habido algo de eso?.
En mi trabajo actual una de las barreras que me encuentro a menudo y son objeto de análisis y trabajo es la falta de tiempo. Cada caso es cada caso, pero cuando los profesionales toman consciencia de su día a día y ven cómo se agotan en un esfuerzo inútil de hacerlo todo a costa de cometer errores, agotarse, abobiarse, ser menos brillantes y posiblemente atacar a su organismo que les pide otra cosa, es cuando empiezan a considerar que eso no es productivo y acceden a afilar su sierra.
A nivel personal no olvido una anécdota de un proyecto que no llegábamos a tiempo, que llevábamos dieciséis horas seguidas trabajando, había que entregarlo el día siguiente pero todo salía mal, no conseguíamos un ritmo de trabajo operativo, la impresora no iba, etc. Y decidimos a las doce de la noche en vez de seguir “a muerte” dejarlo e irnos a descansar.
A las diez de la mañana del día siguiente, veías que no todo lo que tenías pendiente era necesario, que se podía presentar una mejor oferta centrándote en lo principal y no en los detalles, que esa impresora realmente iba mal pero un técnico ya la había reparado y finalmente se pudo entregar un gran proyecto que terminó en éxito, pese a que un día antes del plazo de entrega yo no hubiera apostado ni siquiera a que fuésemos capaces de presentarlo.
¿Estáis afilando vuestras sierras?
¿Habéis pensado en recibir alguna ayuda externa mediante coaching?