Una de las herramientas más efectivas utilizadas en coaching es el cambio de observador. El coaching, tal como hoy lo entendemos data de los años 70 del pasado siglo. Como muchas otras disciplinas parte de bases anteriores y hoy quisiera compartir con vosotros un descubrimiento que me resonó a proto-coaching durante una conferencia dictada por el profesor de la asociación Pórtico de la Cultura José Mª Corchado.
José María comentó la obra Cartas Persas, novela epistolar satírica escrita hacia 1717 por Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, cronista y pensador político francés que vivió durante la llamada Ilustración.
Fue escrita durante la regencia de Felipe de Orleans que, aunque relajó el control del régimen absolutista y centralizado que hubo durante el reinado de Luis XIV, llamado el rey Sol y considerado el prototipo de la monarquía absoluta en Europa, podemos entender que no era partidario de lo hoy consideramos libertad de expresión.
El barón de Montesquieu utilizó el estilo epistolar en la novela Cartas Pesas, que comienza cuando Uzbek, político y pensador, se ve obligado a huir de su país tras denunciar una serie de vicios en la corte persa y llega a Europa. No es difícil inferir que el barón se pone en el papel de Uzbek.
Desde ese papel va presentando el punto de vista de un musulmán sobre la realidad de la Francia que se encuentra en su huída a través de cartas a sus amigos.
Os transcribo un fragmento:
“Por otra parte, este rey es un gran mago. Ejerce su imperio sobre el espíritu mismo de sus súbditos y les hace pensar como él quiere. Cuando sólo tiene un millón de escudos en el tesoro y necesita dos, no tiene más que convencerles de que un escudo vale dos y le creen. Si tiene que sostener una guerra difícil y no tiene nada de dinero le basta meterles en la cabeza que un trozo de papel es dinero y quedan convencidos inmediatamente. Tan grandes son su fuerza y su poder sobre los espíritus, que incluso llega a hacerles creer que puede curarles de toda suerte de males con sólo tocarlos.
Lo que te digo de este príncipe no debe de asombrarte. Hay otro mago más poderoso que él que es dueño de su espíritu lo mismo que el suyo es dueño del de los otros. Ese mago se llama papa. Lo mismo le hace creer que tres no son más que uno, que el pan que se come no es pan, o que el vino que se bebe no es vino y otras mil cosas por el estilo.”
El lector es invitado a sacar sus propias conclusiones ante una misma realidad, de una forma indirecta, amable no invasiva. Un cambio de observador.